domingo, 15 de mayo de 2011

Capítulo VI Bibí del río helado (Parte 1/3)


-     ¿Qué quieres decir? ¿Quién más puede saber dónde está mi hermana si mi madre ha muerto?- exclamó Michael fijando la mirada en su padre. Notaba que estaba empezando a impacientarse, y no era el único.


-     No lo sé, hijo. Pero Musfogn está buscando a tu hermana, es lo único que sé- ya solo faltaba eso, encontrarnos con el Rey del Fuego. Lo próximo sería que los dioses vinieran a buscar a la princesa, y no me sorprendería.


-     ¿Pero por qué todo el mundo está empeñado en no decirme la verdad? ¡Estoy harto de mentiras! ¡Estoy harto de todo!- gritó Michael dando golpes contra uno de los armarios situados en la habitación del monarca.


Nancy, que había estado ausente durante los últimos minutos, cogió a Michael de la mano y le pidió que se tranquilizara.


El príncipe cesó su pelea con el armario, y se dirigió de nuevo hacia su padre, más serio de lo que nunca le había visto estos días:


-     Padre, no quiero más mentiras. He estado más de cinco años secuestrado, viviendo una farsa. No quiero que esto siga así. A partir de ahora me dirás todo lo que sepas.


-     Hijo, lo siento pero no estoy al tanto de nada más. No sé que quieres que te diga pero no hay nada más que debas saber. Tu hermana desapareció y cuando dimos la alarma, tu madre volvió a Palacio hecha unos zorros, y completamente repleta de heridas. Antes de morir me confesó absolutamente todo, incluida su alianza con el Reino del Fuego, y falleció en mis brazos advirtiéndome de que Musfogn estaba buscando a Sophie- y aseguraba que no sabía nada. De momento conocía muchos   más detalles que nosotros, y eso que yo había hablado con la princesa.


-     Mi Rey, desconocíamos todo lo que está contando. Aún así lo importante ahora es partir cuanto antes en busca de la princesa o será demasiado tarde- dije decidido. Ante todo, no iba a permitir que le sucediera nada a la princesa. No hasta que me vengara de su mala educación y de sus aires de superioridad.


Mi idea era salvar a la princesa y luego matarla. Vaya idea más absurda, pensé, y me reí en silencio mientras el Rey comenzaba a responder a mis palabras:


-     Tienes razón, John. Tenemos que encontrarla cuanto antes, pero no os iréis sin saber la única forma de salvarla.



                                                    *


El Rey insistió en que necesitaba descansar después del intenso reencuentro con su hijo y las nuevas noticias sobre su hija. Así pues, nos comunicó que después de esta noche, cuando descansara, nos confesaría el remedio para revivir a Sophie y nos permitiría partir en su busca.


Me estaba muriendo de la angustia. No podía esperar más. Cuanto más tiempo perdiéramos, más peligro habría a la hora de encontrar a la princesa. Pero era obvio que a Michael y a su padre no les preocupaba mucho todo esto, luchar contra infinitos enemigos, y contra monstruos. Pero a mí, que tenía poca idea de luchar cara a cara, y que solo tenía a mi favor mi buen uso del arco, me daba bastante respeto eso de coger una espada para proteger al Reino.


Después de despedirnos del Rey Polar, Michael, Nancy y yo salimos cuidadosamente de sus aposentos y nos miramos sorprendidos, sin duda algo bastante comprensible, ya que no teníamos ni idea de lo que íbamos a hacer a continuación:


-     ¿Y ahora qué vamos a hacer?- exclamé. No me podía imaginar lo que haríamos esa noche, por mucho que lo pensara.


-     Es una muy buena pregunta, John- pensó Michael en alto-. Aunque yo tengo bastantes ideas. La idea de la fiesta no está nada mal, ¿verdad, Nancy?- dijo dándole un golpe amistoso en el hombro a su criada.


Nancy no pudo evitar reírse ante la situación y observó feliz a Michael. Se notaba que le había echado mucho en falta, y verle tan esperanzador después de todo lo que le había ocurrido, le hizo cambiar de humor:


-     Sí, John. Me temo que no tienes ni idea de cómo se celebran las fiestas en la ciudadela. Espero que vengas preparado- añadió Nancy mientras seguía riéndose de lo que estaba ocurriendo.


-     Sé de sobra que tenemos muchos problemas, y no puedo evitar pensar en todo lo que está por suceder. Pero me merezco una bienvenida, y poder olvidarme de todo esto durante una noche. Sólo pido eso- susurró Michael al contemplar mi rostro ante la idea de una fiesta.


-     Está bien- admití-. Iré contigo, pero no pidas demasiado.


Michael y yo avanzamos por los corredores de Palacio, dejando atrás  a Nancy, que seguía riéndose mientras retornaba a su habitación a descansar.


Había sido un día muy largo, y creo que no había terminado para Michael y para mí.



                                                *



Salimos tranquilamente andando, traspasando la verja de hierro forjado no sin antes despedirnos de los guardianes de la puerta, que todavía no se habían recompuesto del susto de haber visto a Michael. Esta vez caminábamos, no como la vez anterior, cuando había entrado corriendo en busca de Michael y de Nancy, y había…muerto, por muy raro que me pareciera:


-     Todavía no me has contado nada. Después de que mi padre volviera a la vida, no hemos tenido tiempo para que me digas que sucedió en mi ausencia- parecía que el príncipe me había leído la mente, y había pensado en preguntármelo.


-     Es una historia muy larga, Michael. Y muy difícil de comprender- respondí, ignorando un poco sus súplicas.


-     Creo que tenemos bastante tiempo, ¿no?- Dios, parecía que este joven había surgido de un concurso de preguntas porque no paraba de insistir en lo mismo.


-     Está bien. Pero no pongas caras cada vez que no entiendas algo. Es algo totalmente surrealista, así que será mejor que pongas toda tu atención si quieres enterarte de algo. Ni yo mismo he acabado de comprender qué me ocurrió.


-     Está bien, déjate de tonterias y cuéntamelo ya.


-     Vale, vale. Haber, resulta que cuando tú te fuiste corriendo en busca de tu amado padre…- ironicé-. Pues Nancy también me abandonó y tuve que apañármelas para buscaros, ya que nunca había estado en Palacio, nunca- recalqué.


-     Oh, pobre. Creo que voy a llorar- me callé, simplemente no quería escucharle o tendría que pegarle un buen puñetazo.


-     Cállate. Cuando estaba cerca de la sala del trono, una luz cubrió la sala donde me encontraba, y junto con un mensaje en la pared que me advertía de algo terrible, aparecieron varios aldeanos asesinados. Estaba aterrorizado, y uno de los aldeanos se levantó y comenzó a perseguirme, pero gracias a Dios pude salvarme, con la ayuda de tu hermana, que usó sus poderes para vencer a mi perseguidor. Comenzamos a hablar, hasta que Sophie depositó sus manos en mi cuerpo, y me devolvió al Palacio real.


-     ¿Qué? Y todo eso, ¿te ha pasado a ti?


-     Nancy estaba a mis pies en el momento en que desperté, y cuando le conté todo, me reveló que los Intermedios me habían marcado y no cesarían hasta volverme loco. También me dijo que había estado en el Limbo, donde viven los Intermedios.


-     Vaya lío. Tenías razón, no he entendido nada. Pero, ¿por qué fuiste a parar al Limbo?- preguntó Michael, tomándome el pelo.


-     Porque…morí al chocarme contra una mesa, en la cabeza- parecía que lo que estaba contando no tenía ni pies ni cabeza, y que encima era tan tonto de haberme chocado con una mesa.


-     Pues podías haberte quedado allí. Tampoco habría sido una gran perdida.


-     Piérdete, Michael. ¿Podríamos intentar convivir durante el tiempo que pasemos buscando a tu hermana? Porque puede que al final nos matemos el uno al otro, y nos adelantemos a los soldados de Musfogn- no me importaría matarle, pero estaba seguro de que no vencería. Y, de momento, no quería morir.


-     Por un momento, tienes razón. Quiero pasármelo bien esta noche, así que será mejor que no discutamos, o me amargarás la noche.


Asentí, ya que no me apetecía seguir conversando con él.


Ya habíamos traspasado la puerta, y seguíamos andando por las calles. Así que decidí fijarme en los detalles de los que no me había percatado antes.


La calle constaba de un gran número de establecimientos, como había pensado antes, y cada una vendía cosas totálmente diferentes, desde comida hasta joyas de incalculable valor y ropajes realizados a mano por los diseñadores más famosos del Reino.


Según avanzábamos por las calles desiertas de la ciudadela, anochecía muy lentamente. La luna aparecía en lo alto del cielo en su fase más estremecedora: la luna llena o plenilunio, la cual tenía varias leyendas que provocaban, a veces, una reacción de miedo y rechazo entre las personas de ambos Reinos.


Me preguntaba el motivo por el que no había nadie en las calles. Parecía una ciudad completamente desierta, al igual que Lianel cuando había sucedido el asalto. Supuestamente, los aldeanos deberían de estar celebrando por las calles de la ciudadela el retorno de Michael a su hogar, después de tantos años:


-     ¿Se puede saber dónde está todo el mundo y a dónde vamos?- pregunté. Al final, la curiosidad había podido con las pocas ganas de volver a entablar una conversación con el príncipe.


-     ¿No lo sabes? ¡Qué raro! Creía que conocías las costumbres. No te preocupes, pronto lo descubrirás- ya estábamos otra vez con los secretitos. Aunque decidí callarme y esperar a cuando llegáramos a dónde tuviéramos que ir.


A partir de ese momento, me silencié y seguimos paseando por la calle comercial, hasta que surgió una bifurcación, y Michael giró sin ni siquiera avisarme. Ese era el camino por donde había llegado al Palacio, y solo llevaba a un lugar: a la Plaza.

9 comentarios:

  1. Bueno carlos que quieres que te diga, realmente me encanta, y bueno esk soy mu mala escribiendo comentarios, solo digo k espero el siguiente con impaciencia

    ResponderEliminar
  2. muchas gracias ayla jejeje en serio mientras sigas leyendo y cada vez te guste mas estoy satisfecho :)

    ResponderEliminar
  3. Me ha gustado mucho, pero, ¿por qué el rey no les ha contado la forma de rescatar a la princesa? Y¿ por qué Michael es tan gilipollas con John? T.T. En fin, no tengo mucho tiempo por lo que sólo puedo decir: espero el siguiente. ¡Un beso :)!

    ResponderEliminar
  4. YO QUIERO SABER POR QUÉ NO HAY GENTE POR LA CALLE....!!!!!!!!!!
    Me ha gustado, además ha sido bastante corto... en fin, a ver si cuelgas otro pronto, aunque con la de exámenes que tengo esta semana no sé cuándo lo leeré TT

    Un beso :)

    PD: ¡MICHAEL ES EL MEJOR! xD

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias a las dos :) en serio jeje. Pues por lo que veo cada una es partidaria de uno diferente: Athenea de John y Diana de Michael jeje. Pues es que entre ellos se van a ir llevando bastante mal XD pero pronto nuevo capi con muchos más misterios. Besos

    ResponderEliminar
  6. Me hizo gracia al principio cuando dice Michael que por qué no le cuentan nada xD Y digo lo mismo que te han dicho más arriba, ¿no hay gente por la calle?Están en huelga (? Ya nos irás contando qué es lo que pasa porque vamos...
    Y después lo de: "Asentí, ya que no me apetecía seguir conversando con él." ajaja Le da la razón del tonto ;) jajaja
    Ya sabes que me encanta seguirte :) Así que cuando subas más avisa^^♥
    (Ah y digo lo mismo que Kirtashalina, Michael el mejor) jajaj

    ResponderEliminar
  7. Discusión, "valor", inseguridad y alfinal intriga.... Con esto, creo que resumo tu entrada no? jajaja :)
    Saludos, gracias por pasarte!

    ResponderEliminar
  8. muchas gracias a todos. Me alegro de que os haya gustado :) Pronto, nuevo capítulo

    ResponderEliminar
  9. Bueno me paro aquí ya continuare leyendo otro día. Decirte que hay frases que puedes cambiar pero solo para usar palabras distintas para darle mejor sentido. Luego que la cosa se complica cada vez más. Pensaba que la reina quería eliminar a la hija pero le salió al revés si se supone que la odia ¿por qué le confiesa la verdad a su marido?

    ResponderEliminar