- John…- una voz retumbó en mi cabeza después de mi letargo-. ¿Estás bien? No debería de haberte dejado solo. Ni siquiera sabías a dónde ir. ¡Seré tonta!- sin pensarlo, reconocí la voz deNancy.
- Hace mucho tiempo que existen. Antes de que todos nosotros pudiéramos imaginar. Puede decirse que nadie sabe exactamente cuándo surgieron. Sólo sabemos que siempre han estado al servicio del Reino de Fuego- dijo Nancy. Había logrado calmarse después de su ataque de histeria, y se disponía a contarme toda la historia.
Intenté con todas mis fuerzas abrir los ojos, pero parecía que estuvieran cosidos. No comprendía nada en ese momento, y lo único que necesitaba eran respuestas.
No podía dejar de pensar en Sophie y en el monstruo que había intentado asesinarme, y tenía que averigüar todo lo relacionado con ese suceso.
- Nancy, no puedo abrir los ojos. No sé qué me pasa. ¡Ayúdame, por favor!
- Nancy, no puedo abrir los ojos. No sé qué me pasa. ¡Ayúdame, por favor!
Antes de que pudiera volver a suplicar, dos manos recorrieron suavemente mis ojos, y temblorosas, comenzaron quitar la sustancia que me obstruía la vista. Según me lo quitaba, notaba una textura rugosa, que me irritaba la piel cada vez que se despegaba de mis párpados.
Sin pensarlo dos veces, intenté abrir de nuevo con fuerza el ojo que se había desprendido de esa sustancia, con éxito.
Un rayo de luz, que en ese momento cruzaba una de las vidrieras de Palacio, penetró rápidamente en la sala, e inundó todo mi campo de visión, devolviéndome la vista de sopetón.
Pronto, aquella sustancia también desapareció del ojo restante mientras Nancy, callada, continuaba tocándome los párpados, y pude contemplar completamente lo que me rodeaba.
Nancy estaba totalmente pegada a mí, y estaba casi a punto de llorar, ya que una fina lagrima se asomaba en sus lacrimales:
- Lo siento muchísimo, John. No sabía que te ocurriría algo malo. Fue un impulso, y tuve que salir corriendo a buscar a Michael.
- Lo siento muchísimo, John. No sabía que te ocurriría algo malo. Fue un impulso, y tuve que salir corriendo a buscar a Michael.
- ¿ Qué dices? ¿ Qué me ha pasado?- grité, mientras aquella frase hacía eco en el silencio del corredor donde nos encontrábamos.
- John, te has golpeado la cabeza contra una mesa. Has estado a punto de morir. De hecho, ha habido un momento que creía que habías muerto, pero milagrosamente has vuelto a la vida- añadió la criada, mirándome extrañada.
- No puede ser. El aldeano, las plantas, Sophie… ha sido todo un sueño- por un momento, todas esas imágenes se cruzaron en mi mente sin que pudiera evitarlo.
- ¿ De qué estás hablando?
- Tengo que contarte algo. En mi sueño, o lo que quiera que haya sido, he visto a la princesa claramente. Y creéme, parecía muy real.
- Has visto a mi niña. Cuéntame todo lo que sepas, por favor- Nancy me miraba como un corderito degollado, como si llevara mucho tiempo esperando-. No me importa que haya sido un sueño, tienes que contármelo.
- La he visto y he hablado con ella. Estábamos en un pasillo de Palacio, y estaba muy oscuro. Un aldeano me perseguía, después de haber visto ese mensaje en la pared, y a todos esos muertos- parecía como si estuviera completamente loco. Nancy me miraba sin poder creer lo que estaba escuchando, aunque ella misma me hubiera rogado que se lo contara.
- ¿ Qué más? Tienes que decirme qué ocurría en tu sueño.
- Todo parecía muy real. Ni siquiera me di cuenta de que me había golpeado. Corría por los pasillos, y una luz englobó el corredor donde me encontraba. Había varios cuerpos inertes de los aldeanos, y un mensaje en sagre en el techo.
- ¿ Qué decía?
- Me advertía de que pronto toda la población acabaría muerta, y yo no podría hacer nada para remediarlo. Cuando menos lo esperaba, un aldeano se levantó de uno de los cúmulos, y comenzó a perseguirme. Parecía un completo enagenado.
- No puede ser, John…
- Entonces apareció Sophie, y me salvó utilizando varias plantas contra mi agresor. Pronto consiguió derrotarlo, y cuando pensaba entablar una conversación civilizada con ella, la muy engreída hizo alarde de sus poderes.
- Entonces es verdad. Todo era verdad.
- ¿ Qué quieres decir?- exclamé. Últimamente, todo el mundo me hablaba como si supiera todo lo que estaba ocurriendo, y me estaba empezando a hartar.
- Todo el mundo lo sabe. La reina siempre dijo que Sophie poseía los poderes legendarios, como los que controlaba Iliana.
- Lo sé, Nancy. Hace mucho que sé que la princesa puede usarlos. No es la primera vez que se me aparece.
- Tienes que contarme todo. Pero antes acaba con lo que ocurría en tu sueño.
- Al final de nuestra discusión, Sophie me tocó con ambas manos, y me envolvió en una luz, como la que había visto antes. Eso es lo último que recuerdo.
En ese momento, Nancy miró directamente hacia sus manos, y profirió un grito, levantándose nerviosa. Su pelo descolocado se liberó de sus ataduras cuando se levantaba:
- Te tienen, John. Los Intermedios te tiene. Y no descansarán hasta volverte loco. No puede ser- Nancy se movía de un lado a otro de la estancia, mientras temblaba-. Ya nada puede salvarte. Estás condenado.
- ¿ Y por qué? ¿ Quién los necesitaba, y por qué los he visto en un sueño?- desde que Nancy había nombrado a esas criaturas, todo se estaba tornando increíble.
- John, me temo que no ha sido un sueño. Has muerto al golpearte contra la mesa, y por alguna razón, has vuelto a la vida, después de permanecer unos instantes en el Limbo.
- ¿ Que qué? El Limbo no existe. No es más que una historia que aleja la idea de la muerte de la mente de muchas personas.
- John, sí que existe. Y ya lo has comprobado por ti mismo. Toda la gente que vive allí suele estar muerta. Sólo algunos logran pasar al otro lado, y dejar atrás su vida anterior.
- ¿ Qué quieres decir? Eso significa que Sophie está muerta. Ella fue la que me devolvió a la vida. Me tocó… y no recuerdo nada más, sólo despertarme aquí contigo- toda posibilidad de encontrar a Sophie con vida se estaba desvaneciendo en mi cabeza. No podía estar muerta-. Tiene que haber alguna manera de traerla de vuelta.
- No temas. Puede que todavía esté viva. No sólo los muertos van al Limbo. Hay excepciones de personas que están entre los dos mundos, inclinándose cada vez más hacia la balanza de la muerte. Cuando la balanza de la vida decae, no hay esperanza para esa persona. Si de verdad está muerta, no podré seguir viviendo. Estoy más interesada que tú en encontrarla con vida. Y si podemos salvarla de alguna manera, no podemos demorarnos.
- Necesito que me cuentes más sobre los Intermedios o como quiera que se llamen. Antes has dicho algo de que estaba perdido. ¿ Qué me quieren hacer? No permitiré que esos asquerosos me hagan daño.
- No podrás desafiarlos. Son los vigilantes del Limbo, y pueden atraerte hacia él sin que te des cuenta. Cuando consigues volver al mundo de los vivos, estás perdido. Harán cualquier cosa para volver a matarte y volverte tan loco que les supliques tu vuelta- Nancy me lo contaba como si un cuento se tratase, pero si de verdad era cierto, mi suerte tomaría una dirección inesperada. No sabría como combatir con ellos.
- ¿ Y cómo has averigüado lo que me había ocurrido?- repliqué. Ya era hora de enterarme de varias cosas que me estaba ocultando.
- Lo que tenías en los ojos era una clara señal de los Intermedios. Primero te van marcando hasta que deciden ir a por ti, cuando menos lo esperas. Durante tu tortura, te arrebatarán cada uno de tus sentidos, hasta el más doloroso.
- ¡Qué suerte! Así que ahora empieza lo bueno- añadí ironicamente. No permitiría que esas criaturas cambiaran mi pensamiento.
- No te lo tomes a risa. Es algo muy…- claramente algo interrumpió la frase de Nancy, que comenzaba a encaminarse hacia los pasillos siguientes.
Un grito resonó en todo el recinto procedente de la sala del trono, que se encontraba a pocos metros de nosotros:
- No, nos hemos entretenido demasiado, y hemos olvidado por completo a Michael. ¡ Vamos, Nancy!- sin pensarlo dos veces, la criada comenzó a correr junto a mí, directa a la desviación que llevaba a la sala del trono.
Juntos, circulábamos rápidamente, esquivando todo tipo de objetos, como la mesa que había causado mi `muerte´.
Mientras corríamos, seguíamos oyendo varios gritos que no cesaban en ningún momento. Eran gritos de cólera y desesperación. Algo malo estaba a punto de suceder, lo presentía.
Todos lo pasillos que restaban a nuestra llegada estaban repletos de mesas con varios candelabros, aunque todos ellos estaban en el suelo:
- John, por favor. Tenemos que llegar a tiempo. No me perdonaría nunca que algo pasara, y que yo fuera la responsable- Nancy seguía corriendo a mi lado, y giraba la cabeza de un lado a otro, buscando alguna pista.
Ya quedaba poco para llegar a nuestro destino, y mi corazón pronto explotaría si no encontrábamos a Michael pronto.
Viramos hacia el último pasillo que nos separaba de la sala del trono, en el cual ésta se encontraba justo en el centro, precedida por un gran portón de hierro y oro forjados, entre varios detalles de hielo.
La puerta estaba entornada, y la sala totalmente oscura en su interior.
Nancy entró corriendo, y avanzó por la alfombra que llegaba al trono.
Aunque la sala estuviera oscura, no fue un impedimento para la criada, ya que se perdió entre las columnas que rodeaban la sala del trono, que difícilmente podría reconocer a lo lejos,
Yo permanecí unos instantes en el umbral, y cuando no tenía otra opción, decidí entrar tras los pasos de Nancy. Estar allí fuera no me daba muy buena espina, y no quería que algún bicho raro me atacara.
La sala era enorme, y los gritos seguían sonando en el trono, a lo lejos de donde nos encontrábamos.
Escuchaba los pasos de Nancy, pero no lograba reconocer dónde se encontraba,y decidí seguir sus pasos.
La poca luz que había en la sala entraba difícilmente por las vidrieras que se encontraban a ambos lados de las paredes.
Ya estaba harto de todo el mundo. Primero los secretos, luego me dejaban solo a la primera de cambio, y encima yo tenía que proteger el reino y todas esas chorradas.
Seguía avanzando de columna en columna, hasta que me golpeé fuertemente contra alguien, que se escondía en el mismo poste:
- Uy, pero si estás aquí, Nancy. Creía que ya estabas a kilómetros de aquí- susurré en el momento en que reconocí a la criada.
- Cállate, no hagas ruido.
- Esto ya es demasiado, encima me mandas callar- añadí enfurecido.
- No podemos hacer ruido. No sabemos quién está en la sala del trono.
De repente, varias antorchas fueron encendiéndose sin que pudiéramos percatarnos antes de que en ellas irradiaran unas grandes llamas de fuego.
Por fin la sala del trono se iluminó, y a lo lejos vislumbramos como Michael, tirado en el suelo, sujetaba un cuerpo.
Nancy y yo comenzamos a desplazarnos hasta el trono, que al igual que el resto de la sala, estaba alumbrado por una gran lámpara de fuego que se mantenía en lo alto del trono:
- Es el rey. No puede ser- Nancy avanzó hacia Michael, que pronunció otro grito según su criada se acercaba a su posición.
Varios sollozos siguieron según Nancy llegaba al lugar donde se encontraba el príncipe:
- Michael, no te preocupes. Por favor, cálmate- dijo Nancy, agachándose junto al príncipe-. Se va a poner bien.
- Papá, vuelve por favor. Por favor, no puedes morir- el joven comenzó a zarandear el cuerpo inerte de su padre, que respiraba lentamente, haciendo caso omiso de las palabras de la criada.
El rey mostraba un aspecto deplorable. Toda su ropa estaba manchada y rasgada, y su extrema delgadez produjo que se me hiciera un nudo en el estómago y tuviera que retirar la vista.
Además, el rostro del monarca mostraba una tristeza que pocas personas conocían, como cuando había perdido a mi madre.
- Por favor, dios. Ayúdale.
Michael seguía repitiendo esas palabras varias veces, y comenzó a intentar reanimar a su padre mientras las recitaba una y otra vez.
Nancy, Michael y yo permanecimos un instante después de que el príncipe terminara de reanimarlo, esperando alguna respuesta.
Ese momento, seguramente, fue el más difícil de la vida de Michael, y transcurrió lentamente mientras nos mirábamos los unos a los otros.
- No puede ser. Por favor, majestad, reaccione- susurré mirando el aspecto triste del rostro del rey, mientras una pequeña lágrima comenzaba a surgir en mis ojos.
Nancy, que había permanecido levantada, dándole la mano a Michael, se derrumbó y cayó al suelo, comenzando a llorar:
- Él no, no se lo merece. ¿ Por qué, por qué?- la criada susurraba, desconsolada y mirando fijamente al suelo.
No parecía que fuera a haber alguna respuesta. Sin embargo, en el exterior de la estancia, los gritos de los aldeanos se escuchaban con mucha más claridad.
Pero entonces, una respiración entrecortada resonó en toda la sala del trono, en el momento en que varios soldados entraban corriendo en ella.
Vaaaaaaleeeee, ¿cómo me dejas con esa intriga? XD. ¿Cómo es eso de que John está muerto y lo controlan los intermediarios? T.T. Y luego, el rey, ¡no me lo puedes matar también! ¡Pobre Michael!, ahora que me estaba empezando a caer bien... En serio, me has dejado con ganas de más. ¿Publica pronto, ok? ¡Un beso!
ResponderEliminarPobre Rey.... ):
ResponderEliminarMichael a este paso se me va a quedar traumatizado de por vida...xD
Y lo de que John a muerto y a revivido, no me lo esperaba para nada.
Sigue sorprendiéndome con los demás capítulos! ;)
Chauuu~
*_______________*
ResponderEliminarGuau, me has dejado un poco. ¿y ahora qué?
Carlos, por lo que mas quieras, plis.......sigue publicando.
¿Como me vas a matar al rey? Pobrecillo, parecia buena gente :(
Cada vez me gusta más Michael jiji. Esque no me lo tragaba, la verdad.
¿Y que es todo eso de los Intermediarios o como se llamee? xD Yo quiero irme al Limbo tambiéén xDD
Bueno, sigue publicando que me has dejado con ganitas de más
Un besito~
MUCHIISIMAS GRACIAS A LAS 3. Nos os preocupeis que pronto cuelgo la segunda parte. Aunque dejare algunos dias para que os comais la cabeza. ;)
ResponderEliminarJoder tío, para una vez que estaba contenta, y me deprimes con la "muerte" de John y el deplorable estado del pobre rey TT Desde luego...
ResponderEliminarPues nada, a ver cuándo cuelgas el próximo :)
Unn beso!
jajaja ayy diana lo siento por ponerte triste :s jajajaja pero espero que aunque pasen esas cosas pues te haya gustado mucho el capítulo. Jajaja que me has asustado ;)
ResponderEliminarAyy... vale que John no me caiga muy bien pero vamos, que 'matarle'... una no pretende eso xD Pero bueno como tienes ya la segunda parte publicada... será fácil seguir... Y luego me hizo gracia cuando dicen 'Ay Nancy, pensaba que estabas a kilómetros de aquí' xD es una tontería pero no sé por qué me hizo gracia...vale...soy tonta jajaja Y luego el rey... las ropas, su todo... ay madre que se mejore:(
ResponderEliminarYa sabes que me encanta, ¿eh? :D:D Me voya la parte 2 (:
pues ya sabes a leer el final del capítulo. jajajaja no pasa nada si te ha hecho gracia es que john a veces dice algunas cosas..... jajaja no te preocupes que en el siguiente capítulo averiguas qué le ha ocurrido al rey. Muchas gracias wappa
ResponderEliminarAsí que esta muerto pero no lo esta JAJAJA que cosas más raras
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