sábado, 9 de abril de 2011

Capítulo IV Reencuentros (Parte 1/2)

Pronto llegaríamos a la entrada de la ciudadela, y decidí hablar con Michael, que no había dicho ni una sola palabra desde su casi-caída. Me percaté por un momento de algo que se me había escapado completamente de la cabeza. Los soldados del Reino del Fuego habían disparado una flecha ígnea al joven príncipe. Y en el tiempo que había pasado desde entonces, no le había ayudado. Preocupado, me giré hacia el joven:

- Michael, ¿estás bien?

Pero nadie respondió a mi pregunta. El príncipe se agarraba inconsciente al helado, resbalándose por este. No podía creer que hubiera estado dormido durante todo lo que había ocurrido en estos últimos momentos.

Además, vislumbré como una pequeña cantidad de sangre fluía por su pierna lentamente. Y, alarmado, agarré su cuerpo y lo coloqué sobre varias pieles, antes de que cayera al vacío.

Si no llegábamos pronto, el príncipe no sobreviviría a su herida.

En un pequeño lapso de tiempo, comencé a escuchar varios estruendos procedentes de algún lugar. Pronto descubrí que varios helados se  acercaban a nosotros. No podía creer que hubiera más soldados del Reino del Fuego. Si así fuera ya nadie podría salvarnos, ni siquiera la princesa.

Observaba a cada lado del bosque que acabábamos de traspasar, pero nadie aparecía de sus entrañas.

En un instante, sin que nos diéramos cuenta, nos rodearon gran cantidad de helados voladores montados por soldados de nuestro Reino. Pero no procedían del bosque, sino que habían llegado de la dirección contraria, la ciudadela.

Aun así, no tuvieron la actitud que esperaba.

Nos fulminaron con la mirada y sacaron varios arcos, apuntándome directamente al corazón:

- ¿Quién eres, intruso? No dudaremos en arrebatarte la vida si no tiras el arma- gritó uno de los soldados, el jefe, al parecer.

- ¿De qué están hablando? Soy John Final, y el rey me ha mandado llamar. No creo que le guste el trato que me están ofreciendo. Será mejor que controlen sus palabras- había decidido contarles la verdad. Por el contrario, ambos estaríamos muertos.

- Lo siento, joven- aquel hombre, sorprendido, bajó la cabeza con vergüenza-. Últimamente han sucedido sucesos poco creíbles en Palacio. Y las medidas de seguridad han aumentado considerablemente.

- Es lo mismo. Lo entiendo. Mi vida no es que haya sido muy tranquila estos últimos días.

- Pero, ¿ quién os acompaña? El rey no habló de ningún acompañante suyo, señor- añadió, señalando fijamente a Michael. Y no permitiremos que un extraño se acerque a nuestro monarca, como puede entender.

- No me creería si le dijese la verdad. Será mejor que el rey sea el primero en conocer su identidad. Además, está herido, y necesita ayuda médica.

- Está bien. Síganos a través del puente. Cuando lleguemos, le acompañaremos hasta la entrada de palacio. Y escoltaremos al joven hacia la enfermería de palacio.

- Pero no veré al rey hasta que mi compañero se reponga. Es imprescindible que su Alteza le vea. Es de vital importancia.
- Estoy a vuestro servicio, joven Final. Mi nombre es Odín y soy el protector directo del Rey Polar. Daría mi vida por él, y en muchas ocasiones he estado al borde de la muerte. Pero Dios ha querido que le siga protegiendo- exclamó eufórico- y mi Rey me ha pedido que os lleve con vida a palacio. Aunque veo que he llegado demasiado tarde.
- Está en lo cierto. Pero usted no ha podido hacer nada para evitarlo. No podría imaginarse lo que me ha sucedido hoy. Y tengo varias noticias para el Rey- no me imaginaba la reacción que tendría al enterarse de que su gran amigo había muerto, junto al retorno de Michael y las visiones tan aterradoras de la princesa Sophie.

- Espero que alguna de vuestras noticias sea positiva para nuestro Rey. Está perdiendo todas las esperanzas de que su familia vuelva a ser como antes. No tengo permitido contaros la razón por la que os ha llamado, pero es de vital importancia. Y debido al secuestro de su hijo, no tenía otra opción que recurrir a vuestro padre:

- No tiene que darme ninguna explicación. Le ayudaré con honor, y espero que la repentina aparición de este intruso, según usted, no cambie sus planes respecto a mi misión.

No podía imaginar que después de todos lo peligros que había afrontado para llegar a Palacio, el Rey no necesitara mi ayuda gracias a la aparición del príncipe.

Terminamos de hablar, y seguimos nuestro camino a través del puente de madera, que se movía violentamente de un lado a otro debido al viento que comenzaba a sacudir la región.

También las banderas situadas en varias de las almenas ondeaban, ocultando la insignia del reino helado, que se encontraba plasmada en cada una de ellas.

Parecía como si una sombra se estuviera cerniendo sobre el Palacio, ocultando su esplendor del resto del Reino Helado.

Nunca había visitado la ciudadela, y menos aun el Palacio del Rey. Y debido a aquello, no podía dejar de mirar cada uno de los detalles que mi vista era capaz de reconocer.

Aunque me temía que dentro de poco visitaría todo el reino , cuando tuviéramos que hacer frente a la misión que nos encomendaría el Rey Polar.

Y puede que alguno de los lugares que visitáramos no nos ofrecieran el mismo recibimiento que el Rey estaba dispuesto a darnos.











Durante el resto del viaje, Odín y el resto de sus acompañantes no me dirigieron la palabra, aunque se encargaban de observar cada poco tiempo a Michael, que dormía plácidamente sin percatarse de lo que ocurría a su alrededor.
Si realmente supieran de quién se trataba, no le mirarían de aquella manera. Pero no revelaría su identidad. Ese momento tendría que protagonizarlo el mismo. Y cuando todo el mundo se enterara de que el príncipe había vuelto sano y salvo, no me gustaría estar en su pellejo, ya que le esperaba un recibimiento más que abrumador en el momento en que todos los aldeanos no podrían contener su emoción.
Tampoco quería imaginarme cuál sería la reacción del Rey, después de tanto tiempo sin verle y de haber desechado todas las posibilidades de volverle a ver con vida.

Parecía que no fuésemos a llegar nunca. Y mientras permanecía sentado esperando, Michael despertó, revolviendose de dolor contra las pieles que le rodeaban:

- Dios mío, ¿ qué ha ocurrido? No recuerdo nada, y solo siento como si mi cabeza vaya a reventar- dijo, tocándose la cabeza, y notando que un paño presionaba la herida que tenía en la pierna.

- ¡ Por fin despiertas, Michael! ¡ Habrás dormido bien, no?- añadí.

- No me des la lata, ¿vale? Me acabo de despertar y creo que mi pierna también está en apuros , ¿no? ¿Alguien me dice que está ocurriendo aquí, y quiénes son esos hombres?- exclamó, señalando a las personas que nos escoltaban a Palacio.

- Michael, levanta la vista y averiguarás dónde nos encontramos- comenté, ansioso por ver su  reacción al encontrarse de nuevo en casa.

El príncipe fue desplazando su vista hasta lo alto de la montaña repleta de nieve donde se encontraba la ciudadela, y no pudo contener la emoción al averiguar dónde estaba. Hacia tantos años que no veía aquellas almenas, que le comprendí cuando varias lágrimas surgieron rápidamente de sus ojos:

- No puedo creer que después de tantos años esté de nuevo aquí, en mi hogar y junto a la gente que me quiere. Hace varios meses pensaba que nunca volvería a contemplar estas vistas, pero veo que me equivocaba.

- Y los hombres que nos escoltan, creo que le suenan de algo, ¿no?- dije, esperando que Michael reconociera al protector de su padre, después de tantos años.

El joven príncipe, de nuevo, miraba fijamente hacia Odín y los demás escoltas, que seguían impasibles conduciendo tranquilamente por el puente, que cada vez se movía con más fuerza, rasgando alguna de las cuerdas que le sujetaban:

- No puede ser él. Ha cambiado mucho desde la última vez que le vi. Pero sigue siendo el Odín que conocí.

- No debes dar a conocer tu identidad de momento. Hay que guardar la emoción para el último momento, ¿no crees?- respondí, sonriendo y pensando que Michael opinaría de la misma manera. Pero, de nuevo, me equivocaba.

- Creo que no va a ser posible, John. Llevo mucho tiempo haciéndoles sufrir. Y ahora que tengo la oportunidad de detener su sufrimiento, no pienso esperar ni un segundo más.

En ese momento, mientras yo permanecía atento a lo que iba a suceder, estuve de acuerdo con él. Y observé lentamente la reacción de cada uno de nuestros escoltas al enterarse del retorno de su Alteza real:

- Odín, viejo amigo. ¿Te acuerdas de mí?- preguntó entusiasmado Michael, en el instante en que su gran amigo se giraba anonadado en nuestra dirección.










Odín no podía creer lo que sus ojos estaban viendo en ese instante.
Michael, su gran amigo de la infancia, y príncipe del Reino Helado, le observaba sonriente desde el helado volador del nuevo visitante del Rey Polar, John Final, que también miraba incrédulo a Michael.

Después de su desaparición no esperaba volver a verle, actitud pesimista que hubiera preferido no tener. Pero la posibilidades de vuelta del joven eran mínimas después de que los secuestradores no le hubieran puesto en libertad, cuando el Rey había pagado el precio que éstos le pedían.

Y las últimas tragedias que habían sacudido el Reino, favorecían a las opiniones negativas de la población de la ciudadela, y del propio Palacio.

Desde luego, su retorno iba a hacer que el Rey reaccionara de una buena vez, y solucionara todos lo problemas que iban aumentando según pasaba el tiempo:

- No es posible. ¿El príncipe ha vuelto?- dijeron al unísono varios de los acompañantes de Odín, a la vez que éste se acercaba al helado de John, conduciendo en el suyo propio.

Y desde el momento que varios de ellos reconocieron al príncipe, desaparecieron de la faz de la tierra directos a la entrada de la ciudadela, donde un cúmulo de personas esperaban ansiosas a ver lo que ocurría en el exterior de la muralla.

La gente era curiosa por naturaleza, y pasarían varios días hasta que asimilaran lo que había pasado ese día, y lo que suponía para el Reino.

El joven protector del Rey se plantó frente a Michael, y sin pensarlo más de dos veces, se lanzó hacia su cuerpo, y le abrazó fuertemente, mientras el príncipe correspondía su recibimiento.

Desde su infancia, cuando se habían conocido en los campos de prácticas del ejercito de Reino Helado, se habían convertido en grandes amigos.

Aunque en un primer momento el Rey no aceptaba que su hijo hiciera buenas migas con Odín, pronto comprendería su amistad.

Y cuando se convirtió en mayor de edad, fue nombrado protector del Rey y del príncipe cuando éste muriera.

Desde aquello, se ayudaban siempre que pudieran pero un trágico día lo cambió totalmente todo.

Michael fue secuestrado y su gran amigo, enfurecido, registró cada parte del Reino, esperando encontrarle. Pero desgraciadamente, nadie fue capaz de dar con el príncipe. Y en ese momento, ya nadie imaginaba que el príncipe volvería.

Odín lo había asimilado y recordaba a su gran amigo con mucho cariño y respeto. Esperaba que, por lo menos, siguiera vivo en algún lugar, aunque no pudiera estar con su gente.

Tras un largo rato abrazados, por fin alguno de ellos se decidió a hablar.

- Creía que no volvería a verte nunca más. No sabes cómo me alegro que hayas vuelto. Ya tenía más que asimilado que podías haber muerto a manos de esos... Ya sabes, esa gente- susurró tristemente.

- A si que habías asimilado mi muerte. ¡Qué rápido me olvidaste, Odín!
- No quería decir eso. Siempre he pensado en tu vuelta, pero lo veía muy lejano.
- No hace falta que me expliques nada. Sé de sobra que has estado muy preocupado por mí. Más incluso que mi padre. Solo era una broma, no te preocupes- añadió, comenzando a sonreír- Desde luego, si he vuelto, tú has sido uno de los culpables. Quiero que lo sepas.

- Y no me arrepiento por ello. Creo que vas a devolver a la ciudadela todo el esplendor que está perdiendo por momentos. Y tu padre puede que logre volver a ser el mismo- desde los últimos acontecimientos, el rey permanecía encerrado en la sala del trono, y difícilmente salía de paseo a los jardines.

- Necesito verle ya. No permitiré que permanezca más tiempo sufriendo por mí, y por el resto de la familia.

- Vuestros deseos son órdenes, Michael. No esperaremos más. Dejémonos de cháchara. Y salgamos ya- exclamó Odín, girandose dispuesto a continuar el trayecto en dirección a la entrada de la ciudadela.









Después de esto, Michael y yo seguimos a Odín por el puente.

El resto de los soldados habían desaparecido ante nuestra vista, seguramente para avisar a los aldeanos del retorno del príncipe.

Esperaba que el Rey no se percatara de lo que estaba sucediendo en el exterior del Castillo.

Michael no podía imaginar aquel momento, cuando se reencontrara con su padre y aquella sorpresa le proporcionara fuerza al monarca.

Contemplé como Odín se paraba en seco frente al espacio que separaba el antiguo puente de la entrada a la ciudadela.

Nuestro acompañante silbó fuertemente, y se escucharon varios pasos. En lo alto de las murallas, un grupo de soldados corrían torpemente en directos a la palanca que activaría el mecanismo que a su vez abriría el puente levadizo.

Nunca había visto una superficie tan grande, y me sorprendió comprobar la rapidez con la que bajaban el puente.

En varios segundos, el puente chocó contra el agua helada del foso que rodeaba el Castillo.

Odín descendió hasta el suelo del puente, ya que no se permitía a los ciudadanos del Reino entrar volando en los respectivos helados.

Michael y yo nos bajamos de nuestro helado, y lo sujeté contra mis hombros, al igual que hacía Odín con el suyo.

El príncipe se acercó a la gran puerta de madera que chirriaba al abrirse lentamente.

- ¿Preparado para lo que te espera?- Odín sonreía, cuando comenzaban a oírse varios gritos, procedentes del interior de la ciudadela.










 Lo que siguió a nuestra entrada fue totalmente increíble.
Ninguno de los dos esperaba lo que contemplaríamos detrás de la gran puerta que acabábamos de traspasar.

La plaza estaba repleta de gente. Todas las personas se empujaban unas a otras, profiriendo varios insultos de unos a otros con indignación.

Todos deseaban ver al recién llegado Michael, después de tantos años.

En el momento que pisamos los primeros cúmulos de piedra que formaban la ciudad, los gritos se dispararon estrepitosamente.

Cada una de las personas que allí se encontraban recitaban los cánticos que habían elaborado en su ausencia.

Pronto la plaza se llenó de felicidad, después de varios años.

Los padres de familia recogían a sus hijos del suelo, y los elevaban hacia sus hombros, donde observaban atentos a Michael junto a Odín y a mí, que no lograba salir de mi asombro.

Sabía la importancia de Michael para la gente de la ciudadela pero no me esperaba que lo que mis ojos contemplaban, impactados.

Los que aun no se habían percatado de nuestra llegada salían de sus casas sin pensarlo más de un minuto.

De repente se escuchó un profundo grito, y todos los aldeanos se olvidaron por un minuto de la razón por la que se encontraban allí, y se giraron extrañados.

Pero aquel grito no provenía de alguien que sufría, sino todo lo contrario.

Una mujer, de avanzada edad, corría hacia Michael, empujando a la gente que se interponía en su camino.

En un primer momento, pensé que el joven príncipe no conocía de nada a aquella mujer, pero cuando me quise percatar, los dos se fundían en un largo abrazo:

- ¡Gracias a Dios, Michael! ¡Dios ha oído mis súplicas! ¡Gracias, Dios, gracias!- la mujer no soltaba a Michael ni un minuto, aunque éste no se quejaba de los abrazos de aquella mujer.

- Nancy, estoy aquí. No te preocupes. Ya todo ha pasado. He vuelto, y estoy bien- dijo mientras la besaba en ambas mejillas, y continuaba abrazándola con fuerza.

Definitivamente Michael conocía a la tal Nancy, y desde hacía mucho tiempo, o por lo menos eso parecía a la vista de los demás. Aquella mujer transimitía mucho cariño, y estaba muy claro que quería a Michael como si de su verdadero hijo de tratara.

Cuando parecía que Nancy nunca iba a soltar al príncipe, Michael fue soltándose, apartando los dos brazos que le mantenían sujeto.

Y, de repente, se giraron en mi dirección mientras Michael cogía de ambas manos a Nancy y se acercaban hacia mí.

Ahora que me percataba, Nancy mostraba un aspecto de lo más deplorable. Sus ropas estaban totalmente impregnadas de un olor a caldo de oso polar, y parte de su falda también estaba manchada de varias salsas. Además, su pelo recogido, luchaba contra el humilde pañuelo que lo manetenía sujeto en un moño de lo más peculiar. La pobre no había tenido tiempo ni para arreglarse cuando había vislumbrado a Michael a través de las ventanas de Palacio:

-     Nancy, quiero presentarte a alguien muy especial para el Reino- le dijo, en el momento que la mujer comenzaba a fijarse en mí.

-     Encantado de conocerla. Soy John Final, hijo de Reynold, gran fabricante de helados voladores. Espero conocerla pronto. Y protegerla de todos los males que se ciernan sobre este Reino- añadí, sonriendo.

-     ¡ Oh, el hijo de Reynold ¡ Es un completo placer. Es usted muy educado. Yo le serviré siempre, como si fuera mi propio hijo. Ya se ha fijado en como soy con la gente que quiero, ¿ no ?- exclamó, lanzandose esta vez hacia mí y abrazándome.- Estoy muy agradecida de que haya traído de vuelta a Michael. Estoy en deuda con usted, quiero que lo sepa- añadió de nuevo, susurrando en mi oído.

-     No tiene que darme las gracias. Desde este momento, no lucharé solamente para proteger a esta familia y a todos los que le rodean, sino que lucharé por venganza contra ese Reino del Fuego, que no tiene misericordia con nada ni con nadie- añadí eufórico, recordando la desaparición tan misteriosa de mi padre.

-     Nancy, puede que Reynold haya muerto a manos de los soldados del Reino del Fuego. Asaltaron Lianel, y arrasaron todo a su paso. Secuestraron a toda la población, pero algunos no tuvieron esa suerte, como Billy y puede que el padre de John- susurró Michael.

-     No, no puede ser. Eso es imposible. No puede haber muerto- Nancy comenzó a llorar. Se notaba que había tenido mucho cariño por mi padre, y al igual que yo, no podía imaginar un mundo sin él.

-     No tenemos tiempo para explicaciones, Nancy. Deseo ver a mi padre ahora mismo. Si ha pedido que John venga a ayudare, algo importante debe de haber sucedido. Y sé que tú lo sabes, pero debe ser él quien me lo diga- exclamó Michael, soltandose de Nancy y girandose hacia el Palacio.

-     Espere, su padre no quiere ver a nadie. Desde ese día no ha querido que nadie le visite. Y nadie sabe en qué estado se encuentra- Nancy dirigió su mirada, de repente, hacia la pierna de Michael.

-     Michael, estás herido. No permitiré que vayas a ver a tu padre sin curarte esas heridas.

El joven príncipe parecía estar perdiendo la paciencia. Y, en parte, le compredía completamente. Si pudiera volver a ver a mi padre, haría cualquier cosa para conseguir unos segundos con él.

Michael se agachó rápidamente ante la afirmación de Nancy, y se palpó la herida. Con un rápido movimiento, se deshizo de la venda y todos contemplamos como la herida, por suerte, sólo había sido superficial:

-     ¿Contenta?- añadió el joven, dirigiendo una leve sonrisa hacia la Nancy-. Ahora, ¿ dónde está mi padre, si se puede saber?- gritó mientras se hacía paso entre cada una de las personas que nos rodeaban, que se apartaban cuando Michael les rozaba.

-     Está encerrado en la sala del trono. Y te repito que no deja que entre nadie, ni siquiera para darle la comida. Todos estamos muy preocupados porque desde esta mañana, ni siquiera responde   - añadió Nancy, que avanzaba detrás del príncipe, al igual que yo.

-     Pues tiraré la puerta si es necesario.

12 comentarios:

  1. ¡¿Quién es esa ancianita tan mona! XD Y Odín, ¡cómo el dios nórdico! Un nombre muy original. Tengo ganitas ya de saber cómo reacciona el rey al ver a su hijo. Aunque claro, ¿cómo va a reaccionar? Le hará un súper banquete en su honor. Por cierto, ¿cuándo va a salir la chica de Michael, eh? ¡Estoy impaciente por saber más XD! ¡Lo has dejado en lo mejor, malvado! Publica pronto, ¡Un beso!

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  2. muchas gracia athenea, como siempre ;) jajajajaj si Nancy es muy buena persona, quizá demasiado jajaja. Y pues... tendras que esperar a que salga la chica de Michael ;) jaja

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  3. me a encantado tu historia y me gustaria saber que ocurre a partir de ahora yo tengo un blog que es http://mundoatrayente.blogspot.com y cuando puedas pasate y me comentas que te parece

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  4. ohhh what a beautiful blog !! jajaa no no te emociones no soy elena gilbert jajaa soy .... Martis jajaja oie asi m gustaa estas haciendo tu trabajo muy bien pero como no escribas más esta tarde voy a tu casa y te pego y si no mañna tambn entendido ?? mas te vale q cuando vengas de la playa hayas termiando el libro entero o contratare a un sicario para que te mate =) TeeeeeeQueeeero iaa lo sabes (LL)

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  5. Ay qué majo Michael vuelve:D No veas qué ilusión por favor... ajaja y Nancy todo eufórica la chica, yo quiero desaparecer y que me halaguen de ese modo *_*
    Y no sé, para ser un género que no suele gustarme lo estás tratando bastante bien :)
    Creo que pasaré a la historia como la que odiaba a John en tu libro ajaja

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  6. If you write shor post and more chapters... i think you can more followers and more coments!
    but... it's so long the entry!, and I follow many blogs, when I look at this; I'm very bad x)
    Well... I read this post, it's so intresting and and leaves you with the intrigue! that's good ! :)
    Saludossssssssssssss, te espero !!

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  7. Tengo que decir que tu historia engancha :) me gusta! :)

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  8. :o estoy super intrigada . Por dios necesito saber como reaccionara el rey ante la llegada de su hijo ;D que maja la ancianita nancy ;D ya e cae bien y solo a salido una vez .:( me da penilla john . QUIERO LEER MAS necesito saber que noticia tenia que darle tambien ;D un beso

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  9. Holaaaaaaaaaaaaaaaaa!!
    LLego tarde, lo sientoo! >.<
    Me ha encantado en reencuentro de Michael y Odin, y con la viejecitaa!
    jajaja
    A ver ahora que pasa con el rey! (:
    Voy a leer la segunda parte ahora.



    Chauuuu (K)

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  10. okiiii andreaa muchas gracias. jajaja haber que te parece la segunda parte :)

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  11. Al fin, al fin lo he acabado!! hurra!!
    Me ha encantado Nancy!! es la típica abuelita que le da pechizcos a sus nietos en las mejillas ^^
    Bueno, ahora a por el siguiente... aunque creo que tendrá que esperar a mañana, porque ya me voy a mimir... :P

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  12. me encanta tu historia.....jajaja
    como engancha xD
    ya tengo ganas de leer el capítulo donde aparece Marta
    sigue así :P

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