Cuando el Rey soltó aquellas palabras por la boca, Michael y Bibí se quedaron atónitos, fijando su mirada aun más en mí. En el momento en que escuché la frase, no podía creer lo que estaba oyendo, pero el aspecto de mis compañeros me lo confirmó.
¿Enamorarla era la única solución? No podía creerlo, pero lo peor era que no sabía cómo hacerlo. Y a juzgar por los rostros que estaba viendo, mi única salvación era terminar la misión incluido la seducción hacia la princesa. Durante las últimas horas había pensado mucho en Sophie, pero nunca habría imaginado que yo fuera el responsable directo para resucitarla. No comprendía por qué yo la veía en sueños y los demás no. La princesa no me conocía de nada y podría haber elegido a su hermano, a su padre, o a cuaquier persona menos yo.
Pasaron varios instantes antes de que alguien se decidiera a hablar, después de la “bomba’’ que acababa de comunicarnos el Rey Polar. Y como no, fue Michael quien comenzó a hablar ante la todavía mirada incrédita de Bibí:
- ¿Tú? ¿Con mi hermana?- las primeras palabras no podían ser otras, pensé-. ¿Estás seguro, padre?- inquirió de nuevo el príncipe cuando su padre asintió con la cabeza.
- Sí, hijo. Cuando John nos contó sus experiencias con Sophie estuve totálmente seguro- el Rey me miró expectante y me preguntó-. ¿Aceptas ayudarnos de esa manera? No voy a obligarte pero es la única solución.
- Majestad, la cuestión no es si acepto o no. Pero, ¿por qué he tenido que ser yo el que soñara con ella? Y, ¿me puede decir por qué tenía sospechas antes de que le contara lo de mis sueños? ¿Qué está ocurriendo aquí?- mi voz resonó en toda la sala y Bibí me propinó un pequeño golpe en la espalda para tranquilizarme.
- Me temo que no puedo decírtelo. Fuera de la desaparición de mi hija hay cosas del pasado que no puedo revelarte, hijo mío. Sólo sé que hay una razón para todo esto, pero no es mi deber contártelo- otra vez con secretos. Estaba claro que yo era especial para la princesa de algún modo que se me escapaba. Y aunque el Rey se negara, acabaría averiguándolo todo.
- Le ayudaré porque su hija no tiene la culpa de los errores que sus padres cometieron en el pasado. Pero quiero que sepa que me enteraré de todo, y cuando tenga la verdad en mis manos me oirá y me explicará todo con pelos y señales- pero no pensaba hacer todo esto a cambio de nada. Todavía tenía muy presente a mi padre y no descansaría hasta encontrarle vivo, o hasta saber a ciencia cierta que estaba muerto-. Y además, tengo una condición. Le ayudaré si logra encontrar a mi padre, y descubre por qué fueron a por toda la población de Lianel, a parte del motivo evidente.
- Está bien. Pero eso ya lo tenía presente. Reynold es uno de mis mejores amigos, y siempre me ha apoyado. Así que moveré cielo y tierra hasta encontrar la respuesta, ¿lo has entendido? Hasta el último aliento. Mañana mismo mandaré a varias patrullas en busca de la verdad, John. Y cuando tengamos noticias de tu padre, les ordenaré buscaros- el rostro del monarca se tornó rojo mientras una de sus venas se hacía notar en su cuello, como si estuviera cerca de explotar.
- Tenía que asegurarme, majestad. Si acepta mi condición, me temo que debemos irnos cuanto antes- le hice una leve reverencia al Rey y me giré directo a la puerta-. Michael y Bibí, vamos.
- ¿Pretendes irte de aquí sin ni siquiera saber a dónde ir?
Cuando no había dado ni dos pasos, eché la vista atrás y retorné a mi posición, al ver que mis compañeros ni siquiera se habían movido. Por un momento se me había olvidado que no conocíamos el paradero de la princesa:
- Lo siento. Por un momento sólo pensé en salir de aquí y buscarla. Pero no me había parado a pensar en dónde- Bibí se acercó de nuevo hacia mí y se sentó mirando hacia el Rey, expectante.
- Veo que tienes prisa en encontrar a mi hija. Eso es bueno, John. Pero no olvides que no será fácil enamorar a la princesa. Y ya sabes lo que ocurrirá si no lo logras a tiempo.
- Sinceramente no creo que mi hermana se enamore de semejante…criatura- susurró Michael. La idea de verme con la princesa no era de su agrado, y no se estaba esforzando por ocultarlo.
- Cállate, hijo. Espero que no seas una carga para John. Porque la vida de tu hermana está en juego. Y su misión es enamorarla. No estar con ella el resto de su vida- y eso esperaba yo. Porque no pensaba llegar a más en todo aquello.
Michael no contestó y permaneció pensativo el resto de la conversación hasta que el Rey se decidió a contarnos el paradero del cuerpo de Sophie.
Antes había nombrado un lugar, un Santuario. Pero no le había dado demasiada importancia. Sin embargo, en ese momento, sólo deseaba enterarme de ello.
El monarca se acercó más a mí al igual que Michael, que decidió unirse a mí y a Bibí. El pequeño puerco-espín se aproximó más a mis piernas, dejando hueco al joven príncipe:
- Hijo, tú conoces ese lugar. Con lo que es más fácil que lleguéis a él. No contaba con que aparecieras y ayudaras a John. Pero ha sido una suerte que te encontraras con él en Lianel. Una suerte y una inmensa satisfacción- dijo el monarca, dedicándole a Michael una pequeña sonrisa en la que transmitía su alegría al ver a su hijo de vuelta.
Y cuando parecía que el Rey no fuera a revelarnos nunca el paradero de Sophie, lo dijo de sopetón:
- Está en el Santuario de los Dioses, Michael. Ese lugar donde descansan los cuerpos de todos los monarcas del Reino. Y donde está enterrada tu madre.
Había oído hablar de él, y no pensaba que fuéramos a llegar tan fácilmente.
El Santuario se encontraba en lo alto de la Cordillera Sagrada, en una de las montañas más altas del Reino. Cuando alguien de la realeza fallecía, todos sus familiares le llevaban allí. El viaje, según decían, duraba una eternidad ya que solían viajar a pie.
Y lo peor de todo es que era el lugar donde la princesa Iliana había sido asesinada a manos de un soldado del Reino del Fuego. Muy pocas personas se atrevían a escalar la montaña después de lo sucedido. Porque el cuerpo de la antigua princesa había sido encontrado magullado y despedazado. Nunca se había oído hablar acerca de criaturas malignas en el Santuario.
Pero alguien tenía que haberle hecho esa abominación al cadáver de la pobre princesa.
*
Después de que el Rey nos desvelara el paradero de Sophie, todo sucedió demasiado rápido.
El monarca se arrojó sobre su hijo y contemplé como varias lágrimas comenzaban a surgir de sus ojos. Le entendía perfectamente ya que no hacía ni un día que había vuelto a ver a Michael después de tanto tiempo, y ya tenía que volver a despedirse de él. De todos modos hubo un detalle que me extrañó. El Rey Polar nos miraba como si no nos fuera a ver en mucho tiempo. Y aquello era lo suficientemente insólito como para hacerme pensar que nuestro viaje duraría más de lo que tenía en mente. Pero no me dio tiempo a continuar pensando en aquello ya que la emotiva despedida de Michael y su padre me sacó completamente de mis cavilaciones.
El joven había correspondido a su abrazo y aunque intentaba ocultarlo, una pequeña lágrima comenzaba a desplazarse por su mejilla. Bibí, al igual que yo, permanecía junto a mí observando la escena.
Cuando parecía que el Rey Polar nunca iba a dar por finalizado ese abrazo, Michael empezó a separarse de él:
- Hijo, temo que algo te ocurra en la búsqueda de tu hermana. Si no vuelves conmigo, nunca podré perdonármelo. No después del tiempo que te han mantenido separado de mí.
Era algo evidente la culpa que el monarca cargaba sobre sus hombros con respecto al secuestro de su hijo, pero tarde o temprano tendría que aceptar que hizo todo lo que estuvo en su mano para solucionarlo. Michael, reparando en la tensión de su padre, agarró con fuerza una de sus manos y comenzó a hablar:
- Padre, juro por los dioses que haré absolutamente todo lo que esté en mi mano para recuperar a Sophie y traerla de vuelta. Y por mí no se preocupe, sé cuidar de mí mismo- añadió, dedicándole una leve sonrisa a su padre para así lograr que se tranquilizara-. Ahora, después de todos estos años, no permitiré que nadie vuelva a retenerme en contra de mi voluntad.
- Estoy seguro de que así será, hijo mío. Y si alguna vez vuelve a ocurrir, espero que sepas que daré mi vida para recuperarte.
Tras estas palabras, padre e hijo volvieron a fundirse en un abrazo. Y después de unos segundos, Michael se soltó de nuevo y avanzó hacia la salida de la sala del trono.
- Adiós, padre- dijo Michael, deteniéndose a escasa distancia de la puerta por la que se accedía a la sala donde nos encontrábamos.
- Adiós, hijo.
El rostro del Rey Polar, aunque continuaba mostrando la tristeza que resultaba para él volver a dejar marchar a Michael, cambió durante unos segundos para mostrar una gran sonrisa.
Yo, que no sabía que hacer en aquel instante, opté por hacer una reverencia ante el monarca, y Bibí hizo exactamente lo mismo:
- Ha sido un completo placer conocerle, majestad- dijimos Bibí y yo al unísono, levantándonos tras nuestra corta reverencia.
- El placer ha sido mío.
Y, sin que permitiera alguna palabra más por parte del monarca, me giré y comencé a caminar en dirección al lugar donde se encontraba Michael. Bibí, después de despedirse por última vez del Rey Polar, empezó a corretear para alcanzarme. Sin embargo, algo me detuvo:
- John.
Escuché la clara voz del Rey y, automáticamente, viré de nuevo en su dirección. Sus ojos parecían analizarme como a un completo extraño y, cuando creía que no nos dejaría marchar, me dedicó su última frase:
- Por favor, cuida de mi niña.
Sin pensarlo ni un mísero instante, respondí algo que surgía directamente de mi corazón:
- Tenga por seguro que lo haré. No dejaré que nada malo le ocurra.
Y, de nuevo, comencé a caminar hacia Michael, que hizo ademán de volver a abrazar a su progenitor pero se contuvo lo suficiente como para despedirse con un gesto de mano mientras sonreía.
Y aunque sabíamos que el monarca se sentía triste por nuestra marcha, atravesamos el umbral para no volver atrás. Teníamos bastante claro que queríamos salir cuanto antes en busca de Sophie pero todas la personas que allí se encontraban intentaron despedirse de Michael, lo que evitó nuestra repentina marcha.
Nancy, que caminaba por los corredores impaciente, nos besó y envolvió con sus brazos, y se encargó de no soltarnos en mucho tiempo.
El resto de las criadas, un sólido grupo de jóvenes, también mimaban a Bibí mientras éste sólo les dedicaba miradas de enfado, al verse tratado como un niño recién nacido.
Y en menos de lo que pudimos percatarnos, los tres nos encontrábamos a las puertas de la muralla que se cerraba a nuestras espaldas, dejando atrás la ciudadela y todo lo que había sucedido estos últimos días.
Con respecto a las calles, la poca gente que ya se encontraba en ellas se congregó en la Plaza para despedirse de nosotros, en especial de su príncipe.
Cuando las grandes puertas se cerraron definitivamente, Michael señaló hacia un lugar cercano donde un corcel resplandeciente y mi helado volador descansaban junto a la muralla. Michael y yo caminamos hacia ellos junto a Bibí , que ya había alcanzado mi helado y trepaba hacia los asientos con una mueca de ilusión.
El caballo de Michael, cuyo pelaje mostraba una mezcla de castaño y varias zonas de negro penetrante, nos observó atentamente, en especial al pequeño puerco-espín que le era totalmente desconocido:
- ¿Puedo ir contigo, por favor?- preguntó ansioso Bibí, poniendo ojitos de cordero degollado e ignorando al caballo.
- Vale, pero te advierto que este aparato va a mucha velocidad y puedes asustarte- esperaba que Michael nos guiara hacia el Santuario, porque nunca había estado allí. Y respecto a Bibí, estaba claro que tendría que ir conmigo, aunque sólo fuera por cumplir sus deseos.
- Estoy acostumbrado- dijo, no muy convencido, mientras se subía finalmente a mi helado y me dejaba un pequeño hueco en las pieles que actuaban de asiento sobre el alargado fragmento de madera.
Michael se subió a su caballo, dándole unos leves golpecitos en el cuello a modo de saludo. Debió de ser el que había llevado el día de su secuestro. Y seguramente estaba muy encariñado con él. Según le escuché llamarle, su nombre era Teddy.
A su vez me monté en mi helado, arrastrando a Bibí hacia la parte trasera de éste. Y aunque comenzó a quejarse por no poder disfrutar de las vistas del vuelo en primera fila, le ignoré. Yo era el conductor y si el puerco-espín estuviera delante, no me permitiría vislumbrar absolutamente todo lo que necesitaba.
Con varias frases nos despedimos y acordamos descansar en un bosque cercano, ya que no habíamos tenido mucho tiempo para dormir y yo, sinceramente, estaba extenuado.
Con un leve movimiento puse en marcha mi helado y sentí como comenzábamos a coger altura. En poco tiempo salimos expulsados hacia el cielo, mientras Bibí gritaba como un trastornado y dejábamos atrás a Michael, que se reía de nuestra situación.
¿Enamorarla era la única solución? No podía creerlo, pero lo peor era que no sabía cómo hacerlo. Y a juzgar por los rostros que estaba viendo, mi única salvación era terminar la misión incluido la seducción hacia la princesa. Durante las últimas horas había pensado mucho en Sophie, pero nunca habría imaginado que yo fuera el responsable directo para resucitarla. No comprendía por qué yo la veía en sueños y los demás no. La princesa no me conocía de nada y podría haber elegido a su hermano, a su padre, o a cuaquier persona menos yo.
Pasaron varios instantes antes de que alguien se decidiera a hablar, después de la “bomba’’ que acababa de comunicarnos el Rey Polar. Y como no, fue Michael quien comenzó a hablar ante la todavía mirada incrédita de Bibí:
- ¿Tú? ¿Con mi hermana?- las primeras palabras no podían ser otras, pensé-. ¿Estás seguro, padre?- inquirió de nuevo el príncipe cuando su padre asintió con la cabeza.
- Sí, hijo. Cuando John nos contó sus experiencias con Sophie estuve totálmente seguro- el Rey me miró expectante y me preguntó-. ¿Aceptas ayudarnos de esa manera? No voy a obligarte pero es la única solución.
- Majestad, la cuestión no es si acepto o no. Pero, ¿por qué he tenido que ser yo el que soñara con ella? Y, ¿me puede decir por qué tenía sospechas antes de que le contara lo de mis sueños? ¿Qué está ocurriendo aquí?- mi voz resonó en toda la sala y Bibí me propinó un pequeño golpe en la espalda para tranquilizarme.
- Me temo que no puedo decírtelo. Fuera de la desaparición de mi hija hay cosas del pasado que no puedo revelarte, hijo mío. Sólo sé que hay una razón para todo esto, pero no es mi deber contártelo- otra vez con secretos. Estaba claro que yo era especial para la princesa de algún modo que se me escapaba. Y aunque el Rey se negara, acabaría averiguándolo todo.
- Le ayudaré porque su hija no tiene la culpa de los errores que sus padres cometieron en el pasado. Pero quiero que sepa que me enteraré de todo, y cuando tenga la verdad en mis manos me oirá y me explicará todo con pelos y señales- pero no pensaba hacer todo esto a cambio de nada. Todavía tenía muy presente a mi padre y no descansaría hasta encontrarle vivo, o hasta saber a ciencia cierta que estaba muerto-. Y además, tengo una condición. Le ayudaré si logra encontrar a mi padre, y descubre por qué fueron a por toda la población de Lianel, a parte del motivo evidente.
- Está bien. Pero eso ya lo tenía presente. Reynold es uno de mis mejores amigos, y siempre me ha apoyado. Así que moveré cielo y tierra hasta encontrar la respuesta, ¿lo has entendido? Hasta el último aliento. Mañana mismo mandaré a varias patrullas en busca de la verdad, John. Y cuando tengamos noticias de tu padre, les ordenaré buscaros- el rostro del monarca se tornó rojo mientras una de sus venas se hacía notar en su cuello, como si estuviera cerca de explotar.
- Tenía que asegurarme, majestad. Si acepta mi condición, me temo que debemos irnos cuanto antes- le hice una leve reverencia al Rey y me giré directo a la puerta-. Michael y Bibí, vamos.
- ¿Pretendes irte de aquí sin ni siquiera saber a dónde ir?
Cuando no había dado ni dos pasos, eché la vista atrás y retorné a mi posición, al ver que mis compañeros ni siquiera se habían movido. Por un momento se me había olvidado que no conocíamos el paradero de la princesa:
- Lo siento. Por un momento sólo pensé en salir de aquí y buscarla. Pero no me había parado a pensar en dónde- Bibí se acercó de nuevo hacia mí y se sentó mirando hacia el Rey, expectante.
- Veo que tienes prisa en encontrar a mi hija. Eso es bueno, John. Pero no olvides que no será fácil enamorar a la princesa. Y ya sabes lo que ocurrirá si no lo logras a tiempo.
- Sinceramente no creo que mi hermana se enamore de semejante…criatura- susurró Michael. La idea de verme con la princesa no era de su agrado, y no se estaba esforzando por ocultarlo.
- Cállate, hijo. Espero que no seas una carga para John. Porque la vida de tu hermana está en juego. Y su misión es enamorarla. No estar con ella el resto de su vida- y eso esperaba yo. Porque no pensaba llegar a más en todo aquello.
Michael no contestó y permaneció pensativo el resto de la conversación hasta que el Rey se decidió a contarnos el paradero del cuerpo de Sophie.
Antes había nombrado un lugar, un Santuario. Pero no le había dado demasiada importancia. Sin embargo, en ese momento, sólo deseaba enterarme de ello.
El monarca se acercó más a mí al igual que Michael, que decidió unirse a mí y a Bibí. El pequeño puerco-espín se aproximó más a mis piernas, dejando hueco al joven príncipe:
- Hijo, tú conoces ese lugar. Con lo que es más fácil que lleguéis a él. No contaba con que aparecieras y ayudaras a John. Pero ha sido una suerte que te encontraras con él en Lianel. Una suerte y una inmensa satisfacción- dijo el monarca, dedicándole a Michael una pequeña sonrisa en la que transmitía su alegría al ver a su hijo de vuelta.
Y cuando parecía que el Rey no fuera a revelarnos nunca el paradero de Sophie, lo dijo de sopetón:
- Está en el Santuario de los Dioses, Michael. Ese lugar donde descansan los cuerpos de todos los monarcas del Reino. Y donde está enterrada tu madre.
Había oído hablar de él, y no pensaba que fuéramos a llegar tan fácilmente.
El Santuario se encontraba en lo alto de la Cordillera Sagrada, en una de las montañas más altas del Reino. Cuando alguien de la realeza fallecía, todos sus familiares le llevaban allí. El viaje, según decían, duraba una eternidad ya que solían viajar a pie.
Y lo peor de todo es que era el lugar donde la princesa Iliana había sido asesinada a manos de un soldado del Reino del Fuego. Muy pocas personas se atrevían a escalar la montaña después de lo sucedido. Porque el cuerpo de la antigua princesa había sido encontrado magullado y despedazado. Nunca se había oído hablar acerca de criaturas malignas en el Santuario.
Pero alguien tenía que haberle hecho esa abominación al cadáver de la pobre princesa.
El monarca se arrojó sobre su hijo y contemplé como varias lágrimas comenzaban a surgir de sus ojos. Le entendía perfectamente ya que no hacía ni un día que había vuelto a ver a Michael después de tanto tiempo, y ya tenía que volver a despedirse de él. De todos modos hubo un detalle que me extrañó. El Rey Polar nos miraba como si no nos fuera a ver en mucho tiempo. Y aquello era lo suficientemente insólito como para hacerme pensar que nuestro viaje duraría más de lo que tenía en mente. Pero no me dio tiempo a continuar pensando en aquello ya que la emotiva despedida de Michael y su padre me sacó completamente de mis cavilaciones.
El joven había correspondido a su abrazo y aunque intentaba ocultarlo, una pequeña lágrima comenzaba a desplazarse por su mejilla. Bibí, al igual que yo, permanecía junto a mí observando la escena.
Cuando parecía que el Rey Polar nunca iba a dar por finalizado ese abrazo, Michael empezó a separarse de él:
- Hijo, temo que algo te ocurra en la búsqueda de tu hermana. Si no vuelves conmigo, nunca podré perdonármelo. No después del tiempo que te han mantenido separado de mí.
Era algo evidente la culpa que el monarca cargaba sobre sus hombros con respecto al secuestro de su hijo, pero tarde o temprano tendría que aceptar que hizo todo lo que estuvo en su mano para solucionarlo. Michael, reparando en la tensión de su padre, agarró con fuerza una de sus manos y comenzó a hablar:
- Padre, juro por los dioses que haré absolutamente todo lo que esté en mi mano para recuperar a Sophie y traerla de vuelta. Y por mí no se preocupe, sé cuidar de mí mismo- añadió, dedicándole una leve sonrisa a su padre para así lograr que se tranquilizara-. Ahora, después de todos estos años, no permitiré que nadie vuelva a retenerme en contra de mi voluntad.
- Estoy seguro de que así será, hijo mío. Y si alguna vez vuelve a ocurrir, espero que sepas que daré mi vida para recuperarte.
Tras estas palabras, padre e hijo volvieron a fundirse en un abrazo. Y después de unos segundos, Michael se soltó de nuevo y avanzó hacia la salida de la sala del trono.
- Adiós, padre- dijo Michael, deteniéndose a escasa distancia de la puerta por la que se accedía a la sala donde nos encontrábamos.
- Adiós, hijo.
El rostro del Rey Polar, aunque continuaba mostrando la tristeza que resultaba para él volver a dejar marchar a Michael, cambió durante unos segundos para mostrar una gran sonrisa.
Yo, que no sabía que hacer en aquel instante, opté por hacer una reverencia ante el monarca, y Bibí hizo exactamente lo mismo:
- Ha sido un completo placer conocerle, majestad- dijimos Bibí y yo al unísono, levantándonos tras nuestra corta reverencia.
- El placer ha sido mío.
Y, sin que permitiera alguna palabra más por parte del monarca, me giré y comencé a caminar en dirección al lugar donde se encontraba Michael. Bibí, después de despedirse por última vez del Rey Polar, empezó a corretear para alcanzarme. Sin embargo, algo me detuvo:
- John.
Escuché la clara voz del Rey y, automáticamente, viré de nuevo en su dirección. Sus ojos parecían analizarme como a un completo extraño y, cuando creía que no nos dejaría marchar, me dedicó su última frase:
- Por favor, cuida de mi niña.
Sin pensarlo ni un mísero instante, respondí algo que surgía directamente de mi corazón:
- Tenga por seguro que lo haré. No dejaré que nada malo le ocurra.
Y, de nuevo, comencé a caminar hacia Michael, que hizo ademán de volver a abrazar a su progenitor pero se contuvo lo suficiente como para despedirse con un gesto de mano mientras sonreía.
Y aunque sabíamos que el monarca se sentía triste por nuestra marcha, atravesamos el umbral para no volver atrás. Teníamos bastante claro que queríamos salir cuanto antes en busca de Sophie pero todas la personas que allí se encontraban intentaron despedirse de Michael, lo que evitó nuestra repentina marcha.
Nancy, que caminaba por los corredores impaciente, nos besó y envolvió con sus brazos, y se encargó de no soltarnos en mucho tiempo.
El resto de las criadas, un sólido grupo de jóvenes, también mimaban a Bibí mientras éste sólo les dedicaba miradas de enfado, al verse tratado como un niño recién nacido.
Y en menos de lo que pudimos percatarnos, los tres nos encontrábamos a las puertas de la muralla que se cerraba a nuestras espaldas, dejando atrás la ciudadela y todo lo que había sucedido estos últimos días.
Con respecto a las calles, la poca gente que ya se encontraba en ellas se congregó en la Plaza para despedirse de nosotros, en especial de su príncipe.
Cuando las grandes puertas se cerraron definitivamente, Michael señaló hacia un lugar cercano donde un corcel resplandeciente y mi helado volador descansaban junto a la muralla. Michael y yo caminamos hacia ellos junto a Bibí , que ya había alcanzado mi helado y trepaba hacia los asientos con una mueca de ilusión.
El caballo de Michael, cuyo pelaje mostraba una mezcla de castaño y varias zonas de negro penetrante, nos observó atentamente, en especial al pequeño puerco-espín que le era totalmente desconocido:
- ¿Puedo ir contigo, por favor?- preguntó ansioso Bibí, poniendo ojitos de cordero degollado e ignorando al caballo.
- Vale, pero te advierto que este aparato va a mucha velocidad y puedes asustarte- esperaba que Michael nos guiara hacia el Santuario, porque nunca había estado allí. Y respecto a Bibí, estaba claro que tendría que ir conmigo, aunque sólo fuera por cumplir sus deseos.
- Estoy acostumbrado- dijo, no muy convencido, mientras se subía finalmente a mi helado y me dejaba un pequeño hueco en las pieles que actuaban de asiento sobre el alargado fragmento de madera.
Michael se subió a su caballo, dándole unos leves golpecitos en el cuello a modo de saludo. Debió de ser el que había llevado el día de su secuestro. Y seguramente estaba muy encariñado con él. Según le escuché llamarle, su nombre era Teddy.
A su vez me monté en mi helado, arrastrando a Bibí hacia la parte trasera de éste. Y aunque comenzó a quejarse por no poder disfrutar de las vistas del vuelo en primera fila, le ignoré. Yo era el conductor y si el puerco-espín estuviera delante, no me permitiría vislumbrar absolutamente todo lo que necesitaba.
Con varias frases nos despedimos y acordamos descansar en un bosque cercano, ya que no habíamos tenido mucho tiempo para dormir y yo, sinceramente, estaba extenuado.
Con un leve movimiento puse en marcha mi helado y sentí como comenzábamos a coger altura. En poco tiempo salimos expulsados hacia el cielo, mientras Bibí gritaba como un trastornado y dejábamos atrás a Michael, que se reía de nuestra situación.
¡¡¡Aiiiiis, qué mono es el puerco-espín!!! Jajajajaja. Michael es un engreído, ¿cómo se atreve a insinuar que John no es bueno para su hermana? Si es que... De tal palo, tal astilla XDDD. En cuanto al rey Polar, me cae bien, es majete, y quiere mucho a sus hijos, no como la reina. Y Johnny... ¡Es el mejor de la historia! Me da en la nariz que al enamorar de la princesa, él se va a enamorar de ella también... ¡Qué ganas de que la encuentren y de que aparezcan escenas a lo "True Blood! Jajajajaja XDDD. ¡Un beso!
ResponderEliminarjajajaja athenea definitivamente tus comentarios son la hostia!! XD (Perdón por la palabra jaja). Bueno, espero que con los capítulos aprendas a querer a michael un poco porque va evolucionando y siendo más PERSONA jajaja Con respecto a lo de John, me alegra mucho que sea tu personaje preferido y lo de true blood me ha matado jajaja no sé si sabré escribir ese tipo de escenas tan picantes XD pero no te preocupes que pronto john y sophie se volverán a encontrar. Lo que pase, ya lo averiguarás ;)
ResponderEliminarPueeeeeeees no. Jhon me gusta, pero prefiero mil quinientas veces más a Michael!
ResponderEliminarY tengo una duda...si la princesa y Michael no son hermanos, puede que haya algo entre ellos? *___*
Eso sería tan genial!<3
Nah, seguro que Sophie acaba con Jhon (para mi desgracia)...
Pues quiero que Michael acabe BIEN y CON ALGUIEN.
¿ENTENDIDO? jajajaja, es broma.
Me encanta como siempre(:
jajaja muchas gracias Gaby, por lo menos no odias a John jajaja Pues es algo difícil que Michael y Sophie acaben juntos la verdad, porque ellos se sienten hermanos y no creo que piensen en estar juntos como pareja. Aunque todo puede pasar, la verdad XD Aunque no este con Sophie, no te preocupes que Michael no va a estar solo XD
ResponderEliminarJUJU ya parece que comienza la aventura. Se me antoja un lugar lleno de peligros la Cordillera Sagrada esa. En fin, ya veremos como se portan los tres héroes.
ResponderEliminaruiiiiiiiiiiiiiiiii que mono el puerco espin!! yo quiero tener uno es broma xd y quiero el siguiente capi ya que aunke comente poco lo leo jejejej
ResponderEliminarNo me cae muy bien Michael pero bueno...y el Rey aun asi es bueno y yo estoy con athenea me cae biennn ^^
:O Por fin me lo he leido todo . He flipado con Bibi XDDDD y cada vez que leia la palabra puerco-espin me partia el culo XDD.
ResponderEliminar¿Como que John no es bueno para Sophie ? mira mira que me cargo a Michael . Esta clarisimo que John va a acabar con Sophie y Michael mas solo que la una ¬¬ :o y con lo de que Michael es el hijo del reino del fuego :o AQUI HAY TOMATE como se entere T_T ¬¬ el rey del fiego es mas tonto que un burro por dios que mal me cae ¬6 mato a mi pobre Pete ( si me caia bien el pobre chaval pero yo siempre me encariño de los que mueren )
:o haber que los depara en su trayecto XD aunque yo alucino con Bibi xD es mas salado ;D en fin como te prometi me he leido todo enterito y me encanta ;D necesito leer mas ;D un besazo
Pues a mí Jhon no me gusta-.- tiene ahí como que es super bueno ¬¬ no me cae bien xd ya sabes que para mi michael es unico jajaja Digo lo que Gaby, shopie no puede acabar con Jhon¬¬ no, no y no xd tiene que acabar con michael jajajaja
ResponderEliminarVale no, al menos michael tendrá a alguien que lo acompañe en su vida no?xd
luego el puerco-espin ya te dije que es monisisisimo, ya le vi en la foto (vivaan las mentes pensantes que no lo vieron antes jajaa), tengo que alquilar uno para ve como son de cerca...
Espero que la continuación la subas pronto por favor, que luego nos va a tocar esperar mucho mucho :O Y por lo demás... nada que comentar, que nos cuentes más porque vamos xD ahora tengo intriga de lo que va a seguir pasando...
Creo que es uno de los capítulos más largos que has subido jajaja